Comentario
El término Quimbaya plantea una serie de problemas ya que se usa para designar un amplio muestrario de objetos de oro y cerámica procedentes del Valle del Cauca en la Cordillera Central colombiana, especialmente para ciertas cerámicas decoradas con pintura negativa. Pero también designa a un grupo histórico existente a la llegada de los españoles, y no está comprobada su conexión con los materiales arqueológicos. Faltan casi totalmente estudios estratigráficos para poder establecer una secuencia cultural y fijar una cronología absoluta o relativa, y determinar también los contactos con otros complejos culturales colombianos y americanos.
El saqueo sistemático, incluso desde el siglo XVI, de los yacimientos y tumbas de la región es uno de los principales problemas con el que se enfrentan los arqueólogos y la causa principal de las lagunas anteriormente reseñadas.
El grupo Quimbaya se localiza en la región de Quindío, ocupando la mayor parte de los Departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda. Por encima de los 100 metros de altitud, su clima templado y húmedo era favorable para las prácticas agrícolas. La abundante y variada fauna, importante fuente de alimento, fue también objeto frecuente de representación en cerámica y orfebrería. Los abundantes bosques suministraban madera para las construcciones y habitaciones que no se han conservado.
La casi totalidad de las obras de arte de orfebrería y cerámica proceden de tumbas de gran variedad, saqueadas sistemáticamente. Las hay de planta rectangular, desde una simple sepultura con ofrendas de cerámica, pasando por la adición de una cámara lateral, hasta ricas y complejas sepulturas, a las que se desciende por escaleras labradas o fosos rectangulares y que incluso se revisten de lajas de piedra. En este último caso los cadáveres se encuentran cubiertos de adornos y hay ricas ofrendas de cerámica, orfebrería y joyería; se trata indudablemente de personajes importantes.
Las tumbas de pozo varían desde un hoyo con el cadáver empotrado verticalmente en el fondo, hasta las tumbas de tiro, con cámara lateral que puede complicarse con una columna labrada en el mismo terreno o tener una tumba secundaria, generalmente muy rica, a la que se desciende desde la primera cámara.
Las Quimbayas y sus vecinos desarrollaron una de las más avanzadas orfebrerías de todo el mundo prehispánico, tanto técnica como artísticamente. Los Quimbayas históricos utilizaron el oro de filones auríferos practicando galerías inclinadas, tan estrechas que sólo un hombre podía descender por ellas; era un trabajo reservado a los esclavos. Y utilizaron también el oro aluvial. Aunque también usaron el cobre, el material más utilizado fue la tumbaga con un bajo contenido de oro, un 30 por 100, dorando después la superficie.
Entre las herramientas para el trabajo del metal se cuentan agujas, cinceles, espátulas, cuchillos, grapas, botadores y buriles, así como sopletes de arcilla y crisoles de piedra o de arcilla refractaria. La variedad de técnicas conocidas fue asombrosa: fundición en molde abierto para pequeños objetos macizos; fundición a la cera perdida para ejemplares huecos y para añadir adornos a la figura principal; repujado y martillado, laminado... Otras técnicas secundarias y utilizadas sobre todo para decoración fueron el hilo fundido, la falsa filigrana, el recorte, el calado, la incisión, la aplicación engarzada y engastada. Aunque conocieron el sistema de soldadura, generalmente usaban el procedimiento del vaciado a la cera, que constituía una especie de soldadura indirecta.
Algunos objetos fueron fabricados con oro metálico, en gránulos finos, o simples cristales reducidos de una solución aurífera, en forma de oro precipitado. El oro en este estado y mezclado con una sustancia plástica y aglutinante, se puede trabajar, humedecido como si fuera arcilla, directamente con las manos. Posteriormente se puede hacer tan consistente como se desee con un calentamiento proporcional hasta darle aspecto de oro fundido y de hecho se han confundido los objetos realizados de este modo con los vaciados a la cera.
Las obras más antiguas de orfebrería Quimbaya pueden remontarse al 400-500 d. C. y entre ellas las mejores se encuentran en una colección descubierta en 1891, en unas tumbas del distrito de Finlandia, parte de la cual se encuentra en el Museo de América de Madrid. Fue regalada al gobierno español en 1892 con ocasión de la celebración del IV Centenario del descubrimiento de América y es conocida vulgarmente con el nombre de Tesoro de los Quimbayas.
Entre las representaciones más comunes se encuentran las figuras humanas, de gran interés etnográfico, que parecen representar personajes de alto rango. Son hombres y mujeres, de pie o sentados, desnudos, pero con gran cantidad de adornos en forma de diademas, narigueras y orejeras de formas diversas, collares y bandas en los tobillos y bajo las rodillas y en las manos, elementos rematados en formas espirales o los objetos utilizados para el consumo de la coca.
Abundan las narigueras de formas variadas, anulares, de media luna, triangulares, laminadas o claveteadas, y unas en forma de clavo torcido o torzales, de interés porque parecen corresponder a las últimas fases del desarrollo cultural quimbaya. Hay también pectorales, pinzas de depilar en forma de conchas de almeja, mascarillas, cucharas, recipientes de formas varias y pequeños insectos que constituyen cuentas de collar. También se representan armadillos, aves, peces, tortugas...